Cómo es vivir en el callejón que quedó atrapado entre los edificios de Carlos Slim
Cerrada Andrómaco es un estrecho callejón peatonal de unas 60 casas que contrasta con el paisaje de su alrededor: Un lujoso conjunto inmobiliario de oficinas, residencias, un par de museos, un teatro y hasta un acuario construidos por el multimillonario Carlos Slim
El “pam, pam, pam” de los martillazos se ha escuchado en el barrio Ampliación Granada desde hace dos décadas.
Los golpes secos y metálicos, el rechinante uso de taladros y el estruendoso movimiento de maquinaria pesada se ha convertido en el sonido de fondo en la vida de miles de personas.
No solo quienes viven en esta zona del oeste de Ciudad deMéxico, sino los miles de oficinistas y hasta los turistas están expuestos a la ininterrumpida construcción de edificios de los últimos 20 años.
“Ya nos acostumbramos”, dice con una risa resignada José Reyes, quien al igual que unas decenas de familias ha vivido desde mediados del siglo pasado en este caótico barrio.
“Siempre fuimos los únicos. Cuando yo llegué aquí, todas las casas eran de láminas de cartón. Todo esto eran fábricas”, dice Reyes a BBC Mundo, señalando hacia los grandes edificios que rodean su casa.
Él y otras 200 personas viven en la Cerrada Andrómaco, un estrecho callejón peatonal de unas 60 casas que contrasta dramáticamente con el paisaje de su alrededor.
Apenas a dos cuadras de distancia se encuentra la Plaza Carso, un lujoso conjunto inmobiliario de edificios de oficinas y residencias, un par de museos, un teatro y hasta un acuario subterráneo construidos por el multimillonario mexicano Carlos Slim.
La monumental obra -coronada por el literalmente deslumbrante Museo Soumaya que Slim dedicó a su fallecida esposa- tuvo una inversión inicial estimada en US$800 millones.
“Es el megadesarrollo de usos mixtos más grande de América Latina”, afirma con orgullo el grupo Carso, empresa que fue la punta de lanza para que otras inmobiliarias invirtieran en esta zona.
Las obras empezaron en 2008, pero ya desde el 2000 este sector de naves industriales en abandono comenzó a transformarse en lo que es hoy.
Y desde entonces vecinos de familias de ingresos medios y bajos han visto cómo se transforma el paisaje urbano que ellos conocían en lo que coloquialmente ha sido llamado “ciudadSlim“.
– Perdieron el sol –
Los habitantes de la capital de México tienen a Polanco como sinónimo de barrio de clase alta.
Ahí se asentaron enormes casonas de familias de altos ingresos, mexicanas y extranjeras, a las cuales se les suman embajadas, grandes edificios residenciales y almacenes.
La zona conocida como Nuevo Polanco, en uno de los extremos de ese barrio, fue la última en desarrollarse luego de que grandes compañías como General Motors, Chrysler y General Tire cerraron sus fábricas.
Fue entonces que los vecinos de las colonias populares Irrigación, Granada y Ampliación Granada comenzaron a ver los enormes boquetes que se abrían para la cimentación de edificios (lo cual no se ha detenido en dos décadas).
“El levantamiento de torres no nos ha generado tanta problemática, siendo honestos. El problema viene después, cuando se empiezan a habitar”, explica José Reyes, líder de los vecinos de Cerrada Andrómaco.
Su callejón colinda directamente con dos torres habitacionales, una de las cuales está siendo construida por la empresa Metro Buildings, y a unos pasos de distancia se elevan más edificios de entre 10 y 20 pisos.
Reyes y sus vecinos han perdido el sol de las mañanas y las tardes, pues encerrados entre grandes muros de hormigón y cristal la noche llega temprano para ellos.
Pero más grave aún, la apertura de cientos de apartamentos habitacionales, oficinas y centros de entretenimiento ha causado una gran sobrecarga a servicios públicos tan básicos como el agua o drenaje.
– “Modelo de desarrollo” –
Es viernes (y día de pago) y en los alrededores de la Plaza Carso se siente una competencia de ruido entre el bullicio de la gente y los autos que buscan abrirse paso tocando la bocina.
Cientos de empleados entran y salen de las torres de oficinas de casi 60 empresas nacionales y trasnacionales como Nokia, Huawei, Philip Morris, Metlife y la joya de la corona del emporio Slim, América Móvil (una de las 10 empresas más grandes de América Latina).
Pero también hay grandes filas de mexicanos y extranjeros que llegan al Museo Soumaya, el acuario o el teatro que hay en el lugar.
“Es muy impresionante. Muy bonito y elegante”, dice la canadiense Annika Boron luego de visitar el Museo Soumaya en el cual Slim expone parte de las obras de arte de su colección personal.
Carso asegura que su “megadesarrollo” inmobiliario es un “modelo de desarrollo sustentable” que cambió el paisaje olvidado de Nuevo Polanco.
Los márgenes de una vía de tren activa fueron convertidos en un andador peatonal, uno de los mejoramientos barriales más visibles.
“La conjunción de la vida cosmopolita, los espacios culturales y el fácil acceso vial a toda la zona de nuevo Polanco impacta positiva y significativamente en la calidad de vida de los colonos”, afirma el consorcio.
¿Desarrollo para quién?
La antropóloga social Adriana Aguayo, de la Universidad Autónoma Metropolitana, recientemente realizó una investigación sobre el boom inmobiliario en la zona y sus efectos urbanos.
Encontró que desde la década pasada se tenían 176 proyectos de construcción de los cuales se están creando unos 15.700 espacios habitacionales.
Hace cinco años, la población flotante -las personas que cotidianamente pasan el día en la zona por su empleo u otras actividades- ya se contabilizaba en más de 40.000 personas, número que podría duplicarse con la conclusión de nuevas torres.
“Es cierto que el paisaje urbano ha cambiado. El problema es para quién cambia”, dice a BBC Mundo Aguayo.
“Se hizo un desarrollo con una planeación no muy bien pensada. Entre los primeros problemas que empezamos a ver fueron los de tráfico, que ahora es brutal, y en el abastecimiento de agua. Y pocas áreas verdes”, apunta.