“Los inversores mantienen su resiliencia y su optimismo a largo plazo”, asegura Alex Contreras, FlexFunds.
El creciente coste económico, a causa del brote de COVID-19, ha aumentado la importancia de encontrar inversiones alternativas que puedan evitar caídas similares a las sufridas por las acciones y que no estén sujetas a las volátiles fluctuaciones del mercado.
Las inversiones inmobiliarias en los EE. UU. pertenecen a una clase de activos no correlacionados que, combinadas con la caída de las tasas de interés y con una inflación moderada, continúan siendo una inversión confiable y estable con rendimientos potencialmente altos, con cobertura de inflación y diversificación.
Daniel Kodsi, CEO de Participant Capital y Royal Palm Companies (RPC), una empresa líder en inversiones inmobiliarias y desarrollos a gran escala, ha resistido múltiples ciclos económicos durante sus 40 años de carrera. En su opinión, el efecto que ha tenido el COVID-19 en el mercado no se parece a la crisis financiera de 2008.
“Esta vez es diferente. Los bancos de EE. UU. tienen balances mucho más sólidos que durante la crisis financiera. Están sanos y llenos de efectivo. Los prestamistas institucionales prácticamente no existían en el 2008, mientras que, en los últimos cinco años, han recaudado miles de millones en deuda que necesita ser colocada. Además, la relación préstamo / valor en viviendas hipotecadas hoy es significativamente menor y la sobreoferta en el mercado es baja. En el 2008, teníamos demasiados productos residenciales, de oficinas, minoristas y hoteleros. El mercado actual es impulsado por la demanda “, dijo Daniel Kodsi.
También agregó que la construcción en Miami no se ha detenido y que la mayoría de las compañías continuarán trabajando, siguiendo las mejores prácticas para sus empleados.
A raíz de la crisis del COVID-19, el Gobierno Federal rápidamente proporcionó un histórico estímulo de US$2.2 trillones a la economía estadounidense. Este enorme incentivo tiene como objetivo inyectar efectivo en cuentas individuales y de pequeñas empresas, para aliviar la peor parte del retroceso económico generado por el Coronavirus.
Actualmente hay US$ 350 billones en préstamos disponibles para que las pequeñas empresas puedan pagar la nómina, los intereses hipotecarios, los alquileres y poder saldar los costos de los servicios públicos.
“Los inversores mantienen su resiliencia y su optimismo económico a largo plazo y están explorando inversiones alternativas para proteger su cartera de la reciente volatilidad del mercado”, asegura Alex Contreras de FlexFunds.
“El sector inmobiliario, no correlacionado con los mercados secundarios de acciones y bonos, combinado con la caída de las tasas de interés, continúa siendo sólido incluso en el entorno actual”.
En América Latina, el sector inmobiliario y de finca raíz, se mantiene igualmente en un escenario optimista; la inversión de vivienda que, adicional se convierte en un refugio de valor, se sigue visualizando a mediano y largo plazo como una oportunidad estable e inteligente.
Fuente: Diario Gestión.